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El majestuoso templo de Sandoná construido con piedras labradas y pertenecientes a familias descendientes de los Quillasingas hace más de sesenta años, es el gran orgullo guaicoso, símbolo de la tradición religiosa heredada de los mayores y como la tarjeta de presentación de la ciudad más dulce de Colombia ante la numerosa afluencia turística que semanalmente se registra.
El estilo gótico y la altura de sus torres son como la plegaria de un pueblo que a diario levanta sus ojos al cielo para dar gracias, alabar, bendecir y glorificar al Dios de todos. Su construcción es toda una historia en donde muchos sandoneños que ya no están trabajaron con fervor incansable para dar a sus descendientes un aposento sagrado en donde se pueda estar más cerca de Dios.
Los sacerdotes que han pasado por esta parroquia le han aportado no sólo con su misión pastoral sino también motivando a la comunidad a embellecer su fachada y su interior. Nombrar a sus párrocos y vicarios cooperadores se haría muy extenso, pero en el corazón de los nacidos en esta tierra sigue grabado ese sello de gratitud para cada uno de ellos.
Hoy el padre José Bernardo López, párroco y el actual vicario al igual que las congregaciones, los grupos parroquiales, colonias y la comunidad en general buscan a través de un bingo y festival gastronómico allegar los fondos necesarios para dotar de una moderna iluminación interna y externa. Hasta ahora la parte interna tiene ya instalado una especie de juego de luces que resaltan la portentosa imagen del Señor de los Milagros, considerado como el Cristo de altar más grande de Colombia.
La idea del párroco es dotar a la iglesia de una iluminación total, al igual a la que luce en la actualidad el Santuario de Las Lajas. Por eso la fe, el entusiasmo, el amor y el sentido de pertenencia a su parroquia se unen para que multiplique el turismo religioso y se consagre la devoción en las dos bellas imágenes, la del Cristo y de Nuestra Señora del Rosario.
Así es que en este domingo para los turistas la brújula apunta al municipio de Sandoná en donde van a poder disfrutar además de la hermosa basílica, del delicioso clima, de la amabilidad de la gente, de los exquisitos platos típicos, de la diversidad de artesanías y de una grata visita.
Sofonías Rodríguez M.