Por: Tatiana Solarte.
La crisis económica por la cual atraviesa en este momento nuestro departamento, está afectando directamente el presente y el futuro de los más pequeños. Muchos niños se ven privados de vivir en hogares saludables, lo que daña de forma sustancial su bienestar actual y futuro, en su entorno inmediato.
La población infantil constituye uno de los grupos más vulnerables en la actual crisis económica, a pesar que no ha tenido ninguna participación en las causas que generaron la misma. Como grupo poblacional, la infancia carece de voz propia para opinar sobre las medidas que le afectan directamente ó indirectamente, y únicamente sufren las consecuencias del impacto de las medidas que se toman supuestamente para contrarrestarla.
Existen algunas evidencias científicas, que muestran como las crisis económicas impactan con mayor intensidad, y los efectos son más duraderos e irreversibles, en los niños y niñas que en la población adulta.
Por ejemplo, el impacto de la deprivación nutricional durante los 3 primeros años de vida puede tener un efecto negativo sobre la talla y sobre el desarrollo cognitivo entre los 3 y 5 años de edad. En la etapa escolar los efectos claramente pueden darse sobre el rendimiento académico, e incluso en la adolescencia, los efectos pueden llegar a manifestarse por medio de la expresión de trastornos de comportamiento.
Es conocido el impacto de la crisis en la salud mental del adulto, con más suicidios y fragilidad mental, problemas de abuso de alcohol y otras sustancias. Este hecho tiene, a su vez, un efecto directo sobre la salud infantil, dado que los problemas de salud mental afectan sobre todo a adultos jóvenes, y la mayoría de ellos conviven en hogares con niños, incrementándose incluso los niveles de violencia.
Y es que no es para menos, la vulnerabilidad de los más pequeños se ve afectada claramente por la desesperación en ocasiones de sus padres, quienes no cuentan con recursos suficientes para solventar las necesidades básicas de sus hijos. Las diferentes medidas adoptadas por el Gobierno Nacional actualmente (muchas no cumplidas a cabalidad), han creado confusión, más desigualdad y desprotección en algunos sectores de la población infantil.
Por otra parte, las medidas de paso restrictivo, que recortan de manera importante los recursos sanitarios, favorecen el deterioro en la oferta de servicios sanitarios de forma indiscriminada, teniendo un impacto negativo sobre la atención a los menores que se encuentran en situación de mayor necesidad de salud, que habitualmente son los de familias con menos recursos económicos.
Puede interesarle: https://www.diariodelsur.com.co/entre-el-privilegio-y-el-abandono-estatal/
Es importante reconocer entonces, las desigualdades sociales, en salud y educación, a las que se ven expuestos los más pequeños a causa de esta crisis, tanto en los efectos inmediatos como a largo plazo. Por tanto, es perentorio que tanto el gobierno Nacional como Local no solo tome de una vez por todas conciencia de esta situación y de sus consecuencias, sino que actúe en la adopción de medidas inmediatas y efectivas para contrarrestar esta crisis, y que ello sea también una estrategia de prevención primaria en salud mental comunitaria
