Milagros…
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A Brooklyn Schnarr durante su embarazo se enfrentó con el diagnóstico médico de su bebé, del cual le dijeron que nacería con una hidrocefalia severa y que era poco probable que el pequeño sobreviviera después del parto, pues las probabilidades eran superiores al 90%. El estado del bebé dentro del útero era “muy malo” según lo que le dijeron en el Cincinnati Children’s Hospital, pues la condición de líquido cerebral “eran muy impactantes de ver”, dijo el esposo de Schnarr, Nick.
“Nos dijeron, sin rodeos, que había más del 90 % de posibilidades de que el bebé muriera poco después de nacer o tuviera un deterioro cognitivo tan grave que sería difícil imaginar una calidad de vida”, contó él.
Debido a la condición que parecía ser irreversible, los médicos guiaron a Brooklyn y Nick sobre cuidados paliativos y formas de aliviar el sufrimiento del bebé en su partida.
Incluso a la pareja le hablaron de cuidados paliativos una vez que el bebé naciera y otro tipo de métodos para aliviar el sufrimiento del recién nacido; ellos se mudaron hasta esa ciudad para estar cerca del hospital mientras que Nick trataba de cuidar a sus otras dos niñas y viajar para trabajar.
Al comenzar el trabajo de parto en 2016, los médicos se prepararon para que el tubo de respiración le fuera retirado al bebé, lo que produciría su muerte, pero lo que ocurrió fue todo lo contrario: el niño nació con un llanto realmente alto, lo cual fue un motivo de alegría para todos. “¿Adivina qué? El bebé salió llorando, fue el sonido más dulce que he escuchado», dijeron los padres.
Charlie, como llamaron al pequeño, estuvo en UCI solo ocho días y luego la familia pudo volver a casa, pero su caso llamó poderosamente la atención de los médicos pues el niño nació con un aspecto realmente saludable y muy normal, y solo presentó un ligero agrandamiento del ventrículo izquierdo, la cámara del corazón encargada de bombear la sangre por todo el cuerpo.
«¿Cómo pasó esto? Los médicos dijeron: ‘No tenemos ni podemos encontrar una explicación médica para lo que presenciamos aquí’. De alguna manera, su cerebro encontró una manera de ‘limpiar’ naturalmente el bloqueo o redirigir el líquido que estaba causando la abrumadora ‘reserva’ de líquido cerebral”, expresó Nick.
Durante esos días, Nick fue quien más recibió palabras sobre “intervención divina” y el asombro del personal médico calificándolo como un “milagro”, todos coincidieron en estar asombrados pero felices.
La pareja agradeció profundamente por todo el esfuerzo que hizo el personal, pero mucho más las oraciones que hicieron por el bebé, ya que los padres confían en Dios por encima de lo resultados o avances de la ciencia.
“Soy una persona práctica que ciertamente cree en la ciencia y la tecnología médica, pero sé con seguridad en mi corazón que Dios está en esto. Le doy todo el crédito y la gloria a Él”, dijo Nick.
“La oración es poderosa. Dios es real y aún realiza milagros”, agregó.
Después de superar incluso la muerte, Charlie ahora se enfrenta a un tipo de cáncer raro, pues en 2020 y con 4 años enfrentó cirugías y rondas de quimioterapias.
“Un día leí que el cáncer es el villano por excelencia, porque no es misericordioso. Sólo sabe destruir. Eso podría ser cierto. Sin embargo, tenemos a Dios, y Dios es el gran creador. Dios es amor”, dijo su padre en Facebook.
Y pidió las oraciones de muchos para que su pequeño se mantenga convida y con buena salud, pues sabe que el único capaz de darle la sanidad que su hijo necesita es Dios.
“Para nosotros, estas oraciones son literalmente invaluables. Porque al final del día, sabemos que el amor de Dios, la misericordia de Dios y las bendiciones de Dios para Charlie no se pueden comprar», finalizó.
