Sostenibilidad o ruina

Durante el panel sobre crisis ambiental y su relación con la violencia en Colombia, el Economista Jorge Garay alertó, en el paraninfo de la Universidad de Nariño, ante el inminente problema que se avizora que va a tener que enfrentar el mundo entero,
Ricardo Sarasty

Durante el panel sobre crisis ambiental y su relación con la violencia en Colombia, el Economista Jorge Garay alertó, en el paraninfo de la Universidad de Nariño, ante el inminente problema que se avizora que va a tener que enfrentar el mundo entero, con mayor gravedad este continente y en él países como Colombia. Del que se afirma ser el país más rico en biodiversidad y agua, aseveración que ya suena a simple lugar común, cuando todo indica en la realidad que no lo es.

Pues tal como se observan las circunstancias lo de más rico se debe comenzar a revisar para pasar a decir que solo es un territorio con diversidad biológica, y con respecto al agua únicamente se alcanza a ver un panorama preocupante ante las cada vez más frecuentes imágenes de grandes extensiones de tierra completamente secas y para siempre.

¿Qué pasó? ¿Por qué cambio tanto el paisaje? Y ¿Dónde están los responsables? Son las preguntas que hoy deben contar con respuestas que ayuden a entender el problema que comienza a causar afectaciones en la vida de todos los colombianos, aunque con mayor incidencia en aquellos sectores de la sociedad más vulnerables por no contar con los recursos económicos necesarios  que les sirva de salvaguarda durante las emergencias invernales o en los largos periodos secos, al tener que vivir en regiones en las cuales la problemática ambiental ya es una amenaza constante para la vida de todos los seres y porque quiéranlo o no están obligados a generar recursos para su sobrevivencia aprovechando de su entorno natural lo que de él pueden usufrutuar de manera licita e ilícita, en el marco legal o por fuera de él, como ha sucedido desde las 4 últimas décadas con los cultivos de psicotrópicos como la mariguana, la coca y la amapola más la explotación minera a cielo abierto de minas como las de oro, carbón, esmeraldas y últimamente de coltán. Actividades que se unen al contrabando de maderas y de especies animales exóticas que complementan el cuadro de la depredación que a cualquiera puede convertir en apóstol del apocalipsis 

Si se mira en la perspectiva de la historia y se centra la vista en el cómo se ha generado riqueza en este país, la respuesta al qué pasó está ahí. Ya que Solo basta con observar para entender en que han consistido las llamadas bonanza y también descubrir cuál ha sido el motor del desarrollo de las grandes ciudades capitales. A la vez que, paradójicamente, lo que de un lado ha movido hacia el progreso a una sola parte del país también han servido de talanquera con la cual se estancó esa otra gran parte de la patria condenada a estar a la saga de la economía y de los beneficios culturales, técnicos y científicos, con los cuales hubieran podido salir del subdesarrollo. Para constatar lo afirmado solo se requiere ir hacia esos lugares en donde los causes de los ríos se desviaron para inundar poblados y sobre ellos construir las grandes represas hidroeléctricas. Si no es ahí entonces allá en los enclaves petroleros donde las regalías por la explotación nunca han sido aprovechadas ni siquiera para garantizar la salud de los habitantes de estas tierras, menos para la construcción de carreteras y ni que decir en educación.

Pero si la explotación legal de los recursos energéticos no ha dejado más que huecos, la ilegal unida a la de los llamados narco cultivos, la ganadería extensiva, la tala de bosques con el fin de correr la frontera agrícola para agrandar el espacio urbano y favorecer a los constructores, es el tiro de gracia a la sostenibilidad ambiental y económica que favorecería a todos y no solo a unos pocos ya empresarios ya mafiosos.  ricardosarasty32@hotmail.com

Loading

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest

Te Puede Interesar