Epicentro de la violencia

Rodolfo Pantoja

Para nadie es un secreto que si algún territorio en Colombia se convierte en fundamental para el desarrollo de actividades ilegales es Nariño.

Sin lugar a duda, su posición geográfica y su salida al mar, al igual que su ubicación en la zona de frontera, lo hacen susceptible de convertirse en el lugar privilegiando por los grupos al margen de la ley que buscan precisamente lugares, como el nuestro de estratégicos para proceder a instalar sus puntos clave para el desarrollo de sus actividades.

Por eso y duele decirlo, no es raro que lugares, como la zona del pacífico, que cumple con todas las condiciones antes dichas, se hayan convertido en el epicentro de una serie de acciones violentas que incluso han terminado con la vida de jóvenes y al contrario de solucionarse la problemática, esta parece que se acrecienta.

 

«El apoyo para combatir la delincuencia en la costa del pacífico nariñense debe ser una constante, porque lo que allí pasa incide de manera directa en el resto del departamento».

 

Por esa y por muchas razones más, la visita en los días recientes del ministro de la Defensa Diego Molano al corregimiento de Llorente, jurisdicción del municipio de Tumaco, si bien se convierte en un aliciente, para saber que el Gobierno Nacional está pendiente de los hechos que allí se registran no son suficientes para convencerse que se necesita presencia del Estado en esas zonas.

Por supuesto que si bien es cierto el actuar militar es más que necesario, como consecuencia de los hechos que están rodeando, no solo a Tumaco, sino a una vasta región de la costa del pacífico, también es cierto que la inyección de recursos para programas sociales debe ser una constante.

Pero programas sociales que de verdad sirvan para fortalecer el desarrollo de la región y no se conviertan en recursos que son echados a un saco roto y que al contrario de servir para mitigar las necesidades de esos sectores poblacionales son utilizados por estos para aumentar su poder del narcotráfico, como ocurre desafortunadamente en varios de estos casos.

En apoyo para combatir la delincuencia en la costa del pacífico nariñense debe ser una constante, toda vez que lo que allí pasa incide de manera directa en el resto del departamento de Nariño.

Pasto, por solo poner un ejemplo, recibe a decenas de desplazados de la violencia de esa zona y por ende el resto de los municipios también corren la misma suerte.

Por: Rodolfo Pantoja Pantoja

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