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Centenares de indígenas embera tuvieron que huir de sus terrenos, luego de los enfrentamientos y amenazas de grupos armados ilegales que se disputan el control de ese territorio clave para el tráfico de drogas. Las personas llegaron a un sector turístico del Pacifico Norte del Chocó, conocido como El Valle.
"Si derramamos más sangre, la tierra también muere", gritaron las víctimas a forma de protesta en la cual piden ayudas humanitarias al gobierno nacional luego de ser desplazado por su territorio.
En esta zona viven y se resguardan cerca de 200 familias indígenas, las cuales se encuentran acorraladas por narcotraficantes, paramilitares y guerrilleros que se enfrentan a muerte por el dominio de Bahía Solano, ubicado sobre la Serranía del Baudó.
La inseguridad aumentó en el pueblo con el secuestro y posterior asesinato, el pasado 3 de diciembre, de Miguel Tapí Rito, de 59 años, un líder comunitario que en 2019 ejerció como gobernador de los resguardos de El Brazo y Bacurú Purrú.
"Su comunidad lo recuerda como uno de los voceros indígenas más importantes de la zona", explicó el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) al denunciar el homicidio de Tapí, el cual fue degollado. En esta zona se presume que permanecen las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), también conocidas como Clan del Golfo.
La comunidad advirtió sobre el riesgo que corrían por la presencia de actores ilegales en esa zona y posteriormente confirmó el desplazamiento masivo de 906 personas que forman parte de 195 familias, entre ellas cerca de 200 niños.