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Durante más de 50 años todos los pastusos y nariñenses, sin distinción alguna, nos deleitamos con las brillantes interpretaciones musicales de La Ronda Lírica, la inconfundible voz de Bolívar Meza y el violín que, ejecutado por Hipólito Jojoa, con esas maravillosas manos y esa sinigual habilidad, dones que Dios le dio, arrancó de sus cuerdas las más hermosas melodías, cuyos aires llegaron a todos los rincones de la geografía colombiana y aún más allá de sus fronteras.
Pero lastimosamente no volveremos a escuchar en vivo esos maravillosos boleros, bambucos, pasillos y hasta villancicos, porque Hipólito Javier Jojoa Guerrero, el ‘Príncipe de La Laguna’ como yo lo llamaba con mucho cariño, el pasado sábado 13 de diciembre en horas de la mañana, a los 84 años de edad, viajó a los confines de la eternidad, en ese viaje que no tiene regreso.
Cuán grande fue la tristeza que experimenté al conocer la noticia que me dio mi buen amigo Luis Antonio Botina ‘El Cabo Pedro’, ya que tuve el honor de conocerlo y ser su amigo desde que tuve uso de razón a comienzos de la década de los años sesenta, porque viví parte de mi niñez en ese hermoso corregimiento que se levanta altivo en el valle de Huilquipamba.
Cuántas veces me lo encontré en el parque de Nariño, cuántas ocasiones visité su casa, y al aroma de un delicioso y calientico café con envueltos o con arepas, teníamos las conversaciones más amenas. Cuántas historias, cuántas anécdotas contábamos sobres los curas, los maestros que allá trabajaron, como mi padre, su gran amigo, aunque Hipólito no fue discípulo de ninguno porque hizo sus estudios en el Instituto San Juan Bosco.
Personalmente me queda el inmenso honor de haberle hecho en vida, como debe ser, el más sentido homenaje de reconocimiento el sábado 7 de noviembre de 2015, cuando en el marco del XVIII Concurso Intercolegiado ‘La Nueva Estrella Estudiantil de la Canción’ le entregamos ‘El Búho’ y un pergamino, en nota de estilo, exaltando su brillante labor artística al lado de La Ronda Lírica.
Hipólito Jojoa ha partido, pero nos deja el bello legado de dos discos grabados por La Ronda Lírica gracias al incondicional apoyo de don Ramiro Chaves (q.e.p.d) y esto nos permitirá seguir manteniendo vivo su nombre y su legado como eximio violinista y ojalá las nuevas generaciones de músicos sigan sus imborrables huellas.
Por: Jorge Arturo Bravo