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Entendemos el interés del Gobierno Nacional en normalizar el retorno a clases presenciales de millones de estudiantes en diferentes regiones del país suspendidas por la pandemia de la Covid-19, pero nos parece que todavía no es el momento más adecuado para pensar en esa posibilidad.
En nuestro departamento de Nariño el mismo secretario de Educación de Pasto, Luis Humberto Paz, no está de acuerdo con esa apertura, puesto que la realidad actual es que los casos de contagio de la enfermedad siguen creciendo no solo en el país, sino en esta zona sur de Colombia, lo que sin duda alguna se constituiría en un riesgo totalmente innecesario para la salud de niñas, niños y adolescentes.
En ese sentido, este anuncio de las clases presenciales en las difíciles circunstancias sanitarias por las que estamos atravesando se nos asemeja a las declaraciones que en plena pandemia se entregaban por parte de los integrantes del comité organizador de los Juegos Olímpicos, quienes aseguraban que las justas deportivas más importantes a nivel mundial se iban a realizar en las fechas previstas, lo cual fue imposible ante la fuerza que tomó la pandemia.
Como es natural, todos nosotros anhelamos el pronto regreso a la normalidad, no solo en lo que tiene que ver con las actividades educativas, sino en todos los aspectos de nuestra vida de antes, pero el país sufre en estos instantes la llegada al proceso que se denomina como “pico”, en el que los casos de contagio del nuevo coronavirus, llegan a su nivel más alto. Pero, además de esa contingencia, debemos tener muy en cuenta que mientras no exista una vacuna o medicamentos eficaces para el tratamiento del Covid-19, este seguirá siendo una permanente amenaza para la salud mundial.
Aparte de esos antecedentes existe en nuestro medio otro factor delicado referente a los protocolos de seguridad que se deben aplicar para un eventual regreso a clases, para lo cual según lo reconocen las autoridades educativas no estamos preparados bajo ningún punto de vista. En este aspecto, los funcionarios tienen la razón, puesto que un regreso presencial a clases en los actuales momentos, implica pensar en una infraestructura especial con el montaje de unidades sanitarias y otros dispositivos que se requieren para las acciones de bioseguridad necesarias para minimizar los riesgos de contagio. Además de que hasta ahora no se tiene una claridad en torno a quien asumirá los costos de esta necesaria implementación.
En este orden de ideas consideramos que para resumir este tema, debemos recurrir a un viejo adagio de nuestros abuelos el que utilizaban para expresar que no era la ocasión más propicia para llevar a cabo alguna acción y era entonces cuando decían: “el palo no está para cucharas”
Y, en efecto, como están las cosas, “el palo no está para cucharas” en este controvertido asunto de llamar a clases presenciales a los estudiantes por lo que la mejor opción es la propuesta de las autoridades educativas de Pasto y Nariño, para que la alternancia en las clases se comience a aplicar a partir del próximo año, lo que consideramos una petición sensata ante esta delicada crisis sanitaria.