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Recientemente se ha hablado mucho sobre cómo la pandemia ha desencadenado una epidemia de salud mental de depresión y ansiedad.
Es cierto que ella ha aumentado nuestros niveles de estrés. De hecho, ha habido algunas encuestas muy publicitadas que muestran que los niveles de angustia sicológica general están aumentando.
La verdad es que aún no sabemos si lo que estamos observando en estas encuestas se convertirá en una plena epidemia de salud mental. Las encuestas, al fin y al cabo, son pantallazos rápidos de cómo nos sentimos durante un período de tiempo relativamente corto. Sus resultados tienen que ser corroborados por estudios subsiguientes.
Y sin duda, poco de lo que estamos viviendo ahora es agradable. Pero vale la pena recordar que el aburrimiento es un estado emocional normal que no debemos combinar con una enfermedad grave como la depresión. Sin embargo, eso no significa que no debamos abordarlo.
Los conocedores señalan que la depresión clínica se caracteriza por la incapacidad de experimentar placer, insomnio, pérdida de la autoestima y pensamientos y comportamientos suicidas, entre otros síntomas. En el aburrimiento, la capacidad de placer está totalmente intacta, pero se ve frustrada por un obstáculo interno o externo.
Si bien el aburrimiento no es depresión, la experiencia masiva del aburrimiento no es algo frívolo. El aburrimiento es una experiencia sicológica aversiva y casi universal que puede generar problemas, lo que lo hace digno de nuestra atención.
Si quisiera diseñar un experimento para provocar el aburrimiento, no podría hacerlo mejor que con lo que hemos tenido que vivir en medio de la pandemia. Estuvimos encerrados en nuestras casas, hemos sido despojados de nuestra rutina y estructura diarias. Y sin distracciones, nos sentimos poco estimulados. Es este estado de deseo incansable de hacer algo, ¡cualquier cosa! - sin una forma de lograr nuestro objetivo (si es que sabemos cuál es): esa es la esencia del aburrimiento.
Tenemos un miedo casi histérico al aburrimiento. ¿Es de extrañar que estructuremos nuestras vidas para evitarlo?
El aburrimiento puede parecer intolerable, pero, a diferencia de la depresión clínica, nunca afectará seriamente su funcionalidad ni lo matará. Si bien la depresión requiere tratamiento, el aburrimiento es un estado normal. No necesita tratamiento médico.
Por Laura Guerrero