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Las consecuencias del cambio climático pueden ser irreversibles si no adoptamos medidas de mitigación urgentes, sobre todo ahora que emitimos más gases de efecto invernadero que hace 29 años, generando una economía negativa para los continentes, las comunidades y las personas, siendo los más perjudicados los vulnerables.
Los países en conflicto, pequeños y débiles son los más vulnerables ante el terrible cambio climático que nos acecha. Asia meridional y África concentran el mayor número de personas empobrecidas que luchan por combatir y sufragar sus necesidades más básicas (salud, educación, saneamiento, acceso a agua potable, etc.).
Los océanos absorben el 30% del dióxido de carbono de a atmósfera, amortiguando los efectos del calentamiento global. La acidificación de los mares ha aumentado un 26%. También lo ha hecho la sobrepesca, reduciendo al límite el número de algunas especies, como el atún.
Los niveles de residuos en los océanos son críticos, suponiendo un impacto ambiental y económico significativo, afectando también a la biodiversidad marina. Los peces confunden la basura marina con alimentos, ingiriendo plásticos, quedan atrapados en los residuos y también se ve afectado su proceso reproductivo.
Las consecuencias del cambio climático son inmensas y sólo podemos estimar algunas. La temperatura del planeta se ha visto incrementada provocando alteraciones en el clima: tsunamis, ciclones tropicales, inundaciones, cambios de los períodos de lluvias, sequías, etc. Este calentamiento ya ha provocado la escasez de alimentos y agua en varios lugares del mundo. Este fenómeno también ha propagado plagas y enfermedades.
¿Qué podemos hacer nosotros? Para empezar tenemos que ser plenamente conscientes de que no hay un PLANeta B. Partiendo de este punto podemos hacer pequeños cambios en nuestras vidas, por ejemplo: apagar las luces que no se están utilizando, compartir el auto, cambiar nuestros hábitos de consumo, podemos fomentar el uso de energías renovables, reducir nuestra huella energética, usar biocombustibles o transporte eléctrico, utilizar el transporte público, ir caminando siempre que nos sea posible, entre otras.
Cuidemos el planeta que tenemos mientras haya tiempo. Eduquemos a los niños en la conservación, protección y amor al planeta en que vivimos. El único que tenemos. La realidad es algo alarmante, pero aún hay tiempo para conseguir mitigar los efectos del cambio climático. Es nuestra única alternativa. Porque en realidad no hay PLANeta B.
Por: Manuel Antonio Rosero Trejo