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Por estos días se vive, en las diferentes instituciones educativas oficiales como privadas desde el preescolar al grado once, el furor de las campañas estudiantiles para la elección del personero de los estudiantes. Pancartas, afiches, volantes y carteleras se miran en los pasillos invitando a votar por este o aquella candidato o candidata.
El personero de los estudiantes fue establecido hace 25 años por la Ley General de Educación o Ley 115, en su artículo 94 del Capítulo I, y se escoge al estudiante de último grado que ofrezca la institución, el cual es elegido mediante voto popular por todos los compañeros de los diferentes grados quienes eligen seguramente al que mejores propuestas y promesas hizo, al de mayor simpatía y empatía. Generalmente existen cuatro o cinco candidatos, uno por cada once.
La elección del personero de los estudiantes que por estos días se lleva a cabo -ya lo dijimos- en todas las instituciones educativas oficiales y privadas, constituye sin lugar a dudas el comienzo del ejercicio democrático que por mandato constitucional tienen los colombianos de elegir y ser elegido para ocupar un determinado cargo, en este caso para el personero de los estudiantes.
Lastimosamente en ninguna institución educativa existe un verdadero proceso de preparación y capacitación en cuanto al ser y debe ser a quienes aspiran a desempeñar este importante cargo estudiantil, por eso muchos o todos se limitan únicamente a realizar una serie de actividades algunas de las cuales no es de su competencia, como pintura de los salones de clase, reposición de vidrios en los ventanales, o campañas de aseo o celebraciones de días especiales como el día del maestro, por ejemplo. Pero ellos no tienen la culpa, pues nunca fueron capacitados por sus maestros.
Lo cierto es que los profesores de Ciencias Sociales son los comprometidos a brindarles a estos estudiantes una buena capacitación tendiente especialmente a conocer sus verdaderas funciones las cuales están centradas exclusivamente en el conocimiento, divulgación, respeto y defensa de los derechos humanos y de esta manera velar por un excelente clima organizacional que contribuya al mejoramiento del proceso de aprendizaje.
Por: Jorge Arturo Bravo