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La ocupación de las camas UCI en nuestro departamento para la atención del Covid-19 está al límite en lo que se constituye en uno de los momentos más graves en nuestro territorio desde que la pandemia hizo su aparición en marzo del año pasado.
Nos parece que este desaforado aumento en los contagios del nuevo coronavirus en Pasto y en Nariño, no tiene otra explicación que los desafueros causados por la indisciplina social, durante las pasadas fiestas de Navidad, celebración del título de América, fin de año e inclusive el Carnaval de Negros y Blancos virtual.
La verdad que nadie puede negar es que miles de personas por uno u otro motivo, entre ellos hacer las compras navideñas, salieron a las calles de la ciudad capital y de los diferentes municipios, sin respetar los protocolos básicos de bioseguridad, como mantener el distanciamiento social.
Hubo entonces, aglomeraciones y amontonamiento de gente, que contribuyeron a la expansión del virus, como lo estamos viendo en estos momentos no solo en Pasto sino en la mayoría de los municipios de Nariño.
Nos enfrentamos entonces, a una crisis de envergadura, que ojalá nos mueva de una vez por todas a la responsabilidad por la que todos estamos clamando, puesto que por lo que estamos viendo, al parecer son muchas las personas que todavía creen que el Covid-19 es un juego.
La situación es grave, puesto que como están las cosas, seguramente serán muchas las personas que no podrán recibir atención médica de urgencia y posiblemente tengan que ser trasladadas a otras ciudades como Barranquilla o Cartagena, con todas las incomodidades que esto conlleva, no solo a los enfermos, sino a sus familiares.
Ante lo que se está viviendo, de nuevo debemos reiterar nuestro llamado para que nos cuidemos. No es la hora para hacer tonterías, puesto que de ello depende nuestras vidas y las de nuestros familiares, puesto que el Covid-19 acecha por doquier y nadie, absolutamente nadie, está libre del contagio.
Esto nos lleva a insistir una vez más en que en estos instantes tan peligrosos tenemos que ser nosotros mismos quienes asumamos la responsabilidad de cuidarnos y, además, proteger a nuestros seres queridos.
Por ello otra vez tenemos que decir que es inconcebible que la Policía o cualquier otra clase de autoridad, sea la que nos tenga que obligar a que cumplamos con las normas de bioseguridad. Nos parece increíble que en momentos tan peligrosos como por los que estamos atravesando no seamos nosotros quienes por nuestra propia cuenta cumplamos a cabalidad con las medidas que se requieren para evitar la expansión del nuevo coronavirus.
Es cierto que nunca antes nos habíamos enfrentado a una experiencia tan terrible como lo es esta pandemia, ya próxima a cumplir un año. Precisamente ya ha transcurrido el tiempo suficiente para saber que le estamos haciendo frente a un enemigo letal que no da tregua y que sigue matando miles de personas en todos los países del planeta.
Por lo tanto, pongámonos el overol de la prevención, la prudencia y la responsabilidad, para que no nos vayamos a convertir en víctimas del Covid-19.