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Escuchar diariamente las cifras en aumento de contagios por Covid-19 en Pasto y en el departamento de Nariño se ha convertido en la noticia más lamentable de los últimos tiempos.
La verdad hace un año cuando todo esto inicio mirábamos la enfermedad como algo lejos, ese algo que no nos iba a tocar o a llegar, pero hoy cuando todos los días se miran más cintas negras en los estados de whatsapp y en los comentarios de Facebook se comienza a sentir que en verdad el virus está fuera de control y lamentablemente ni este tipo de hechos son capaces de generar conciencia entre la comunidad.
Han sido muchas las personas que se han ido y no han podido ganar la batalla contra este virus que llegó sin avisar y sigue haciendo de las suyas y sumando víctimas. Lo que desconcierta es que pese a conocer todo lo que ya sabemos son muchos los jóvenes y adultos que prefieren arriesgar todo con tal de seguir con su ‘buena vida’.
Sé que leer lo mismo también es agotador y que los noticieros constantemente nos llenan de más miedo al escuchar por ejemplo que el pasado sábado en Pasto solo se tenían dos camas de Cuidados Intensivos –UCI- disponibles para atender a pacientes y que en otras oportunidades ya se había solicitado recibir en Cartagena o Barranquillo a personas que en este momento necesitan tratamiento y respiración, pero esta es una realidad y responsabilidad que tenemos con la gente, porque lastimosamente la única manera para que de una vez por todas se genere conciencia ciudadana es diciéndoles que estamos en crisis, que existe una alerta roja y lo más grave que de seguir así no existirán toques de queda de fines de semana sino al contrario la única alternativa será regresar a un aislamiento obligatorio.
Si cuidar a los padres, tíos y abuelos no es suficiente razón para generar conciencia y dejar a la gente en la casa sin fiestas borracheras y desorden, esperemos que el conocer que la economía está a punto de colapsar y el no tener a donde llevar los pacientes sino a horas de distancia para que los traten se convierta en un llamado de conciencia y en un grito desesperado de que en realidad necesitamos urgentemente responsabilidad social.
Por: Claudia Zambrano Erazo.