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Llegó noviembre y con él la antesala a una de las fechas más especiales y esperada por la mayoría de nariñenses, la Navidad. Si bien en esta oportunidad las circunstancias son diferentes, evidentemente nunca está de más el poder compartir fechas especiales con la familia y agradecer por un año lleno de dificultades pero con muchas enseñanzas.
Si bien es verdad que el futuro de esta celebración es incierto porque la pandemia del Covid-19 llegó para cambiarlo todo, no se puede dejar de lado que el espíritu navideño se activa después del Halloween y da paso, tanto en los centros comerciales, casas y calles de la capital nariñense, a esa magia y esos colores tan representativos de la anhelada Navidad.
Claro está que esta vez al igual que todas las fiestas que vivimos en el 2020 la virtualidad y la responsabilidad deben ser los principales aliados. Ahora más que nunca es urgente hacer un llamado a todos los nariñenses, principalmente a los adultos, para que cuiden a sus hijos y se cumpla con todos los protocolos de bioseguridad.
Estamos en momentos coyunturales, fechas para poder vivir o no una Navidad en la medida de lo posible familiar porque es claro que eventos masivos no hay y que esta vez los parques de Pasto no estarán iluminados, lo que evidenciará los cambios radicales que trajo el nuevo coronavirus. Sin embargo, esta no puede convertirse en la excusa para dejar de lado la celebración responsable y tener en cuenta que el comercio tan golpeado por la emergencia sanitaria puede resucitar y lograr de una vez por todas reactivarse.
Tenemos la gran oportunidad de iniciar un festejo que siempre nos traerá gratos recuerdos, en especial en los tiempos en los que éramos niños y esperábamos con ansias la llegada del Niño Dios. Tiempos inolvidables, que ya adultos no dejamos de rememorar, puesto que siempre tendremos en nuestra mente las madrugadas del 25 de diciembre, cuando nos levantábamos y corríamos hacia el árbol navideño en busca de los regalos.
Me uno a este madrugón navideño, el cual sin duda nos beneficia a todos, puesto que contribuye desde ya a cambiar el ambiente de dramatismo y tensiones que se han vivido, para darle paso a unos días diferentes, en los que todos seremos mucho mejores.
Bienvenida la Navidad y su secuela de instantes maravillosos e inolvidables que caracterizan a estos días en los que esperamos con alegría el nacimiento de Jesús.
Por: Claudia Zambrano Erazo.