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Esta expresión era de común uso para señalar la torpeza con la que una persona actuaba o respondía a un requerimiento. Capirote es el sombrero en forma de cono con el cual cubrían la cabeza y el rostro los penitentes en las procesiones de semana santa. También se lee en el diccionario de la real academia de la lengua que así se llama en cetrería al capuchón de cuero con la que se cubre la cabeza de las aves para mantenerlas quietas. De capirote se deriva caperuza que es como se llama la capucha unida al vestido. La palabra capirote deriva de capirón, nombre que se le da a la cabeza de la res que tiene distinto color al del cuerpo. Todas estas acepciones relacionan la palabra capirote con la cabeza y le dan su significado peyorativo cuando se trata de indicar que la persona piensa poco cuando lo hace para opinar o juzgar, cuando debería recurrir al raciocinio que exige observar, analizar, comprobar para poder concluir.
Si el capirote es solo un cucurucho de cartón puesto sobre la cabeza y de acuerdo con la retórica la metonimia consiste en nombrar el continente por el contenido o nombrar el nombre un objeto atendiendo la relación que guarda con la sustancia puesta en él o función prestada, como cuando se dice nos tomamos unas cuantas copas o le puso el ojo encima. Por lo que cuando se dice tonto del capirote es necesario relacionar al cucurucho con la cabeza para poder entender su significado.
También se requiere en el momento de valorar estas expresiones, en el contexto cultural, reconocer la atención con la cual las personas detallan las características de los objetos y la perspicacia con la cual obran al encontrar entre uno y otro objeto elementos comunes en el momento de hablar con la necesidad de ser no solo escuchado si no entendido. Por lo que al tomar el capirote o cono por la cabeza la palabra tonto adquiere mayor valor despectivo pues alude a una persona que prácticamente sería un descerebrado por lo que actúa sin ideas, sin conocimientos, llevado solo por sus impulsos.
Pero si la expresión “tonto del capirote” no corresponde a la metonimia sino a una sinécdoque, figura literaria consistente en nombrar la parte por el todo o el todo por la parte, como cuando se dice agarra bien el volante para afirmar que maneja bien el carro, o Colombia perdió ante el Ecuador para indicar las selecciones de fútbol.
Tratándose de la frase puesta como tema de esta columna, el capuchón sería la parte en tanto que la cabeza con el resto del cuerpo el todo. El Nazareno o penitente todo él es un solo y grande capirote que camina. Es la sinécdoque ilustrada del pecado expuesta al escarnio por orden de los tribunales de la santa inquisición como parte del castigo al que eran sometidos los condenados después de haber sido juzgados por cometer acciones en contra de la fe. Su sola figura pone de presente como el santo oficio tomaba la falta por el todo y volvía invisible el cuerpo del penitente para denotar su falta.
Una manera de justificar su desaparición del conjunto social. Por lo que llamar a una persona tonta del capirote puede connotar que el grado de gravedad de error es tan alto que aquel que lo comete amerita que su existencia como ser humano sea remplaza por el estigma, el capirote.
En cuanto a si se puede considerar este enunciado una metáfora, solo si se toma el origen de la palabra que remite a la cabeza o testa dura de la res o del bruto, al que se toma como ejemplo de terquedad o contumacia, pero sin razón, simple testarudez.
Por: Ricardo Sarasty.