Unicauca gradúa a médicos 30 años después
Fabio Arévalo Rosero MD
Este 1 de junio en sobria ceremonia en el paraninfo Caldas de la Universidad del Cauca, recibirán su título de médicos cirujanos un puñado de personalidades, luego de 30 años de culminar estudios. No se trata de un grupúsculo cualquiera, que por dejados, 'balanceados' o 'revolucionarios' sempiternos no recibieron su título a tiempo, ni que se la hayan pasado haciéndole el quite a la vida académica.
Más bien es un conjunto de connotados profesionales de la medicina, que culminaron su carrera de forma exitosa hace 30 años. Hoy son reconocidos profesionales de la salud y seis lustros después su misma "Alma Mater" les hará un homenaje por su trayectoria y por honrar su nombre. Recibirán en acto solemne la refrendación de su título de médicos cirujanos.
Es precisamente en estos tiempos “modernos” cuando la mediocridad profesional ha querido empotrarse en algunas instituciones de educación superior cuando es importante valorar un modelo que casi se diluye. Los profesionales médicos tenemos una dura competencia con la industria interesada en el consumo a costa de la salud de la gente. Contra una publicidad desmesurada que atenta contra la calidad de vida. Contra un sistema que ha desprotegido a sus médicos, fomentando una enorme vulnerabilidad.
Pero así mismo esa dura batalla contra el empirismo rampante que crece por cuenta de nuevas tecnologías, donde despistados y otros con profundos intereses ocultos, manipulan a la gente. Esos mismos brujos, chamanes, embaucadores, mercachifles, charlatanes que se pasean orondos con sus pócimas, brebajes, unturas y cuanto producto puede inventar para engatusar incautos. Es menester recordar una aleccionante fábula de Fedro, que pone el dedo en la llaga ante la falta de evidencia científica y la consecuente estupidez del vulgo:
“Un mal zapatero comido por la miseria púsose a ejercer la medicina en un país donde no era conocido, y vendiendo un antídoto con nombre inventado adquirió gran fama gracias a sus discursos charlatanescos.
Habiendo el rey de aquel país caído en el lecho con una grave enfermedad, con el fin de probar su saber, pidió una copa y llenóla de agua, fingiendo mezclar un veneno con el antídoto del médico; luego ordenó a éste que bebiera también la poción, ofreciéndole un premio. El temor a morir hizo confesar a nuestro zapatero que su celebridad se debía no a sus conocimientos médicos, sino a la estupidez del vulgo.
Convocó el rey a la asamblea del pueblo, y dijo estas palabras: - ¡Hasta dónde llega vuestra falta de sentido, oh ciudadanos, cuando no dudáis en confiar vuestras cabezas a quien nadie quiso dar a calzar los pies!”.
La moraleja es evidente, un llamado de atención para todos. De allí que para nuestros colegas que este 1 de junio reciben de nuevo su grado de médicos en la Universidad del Cauca, el reconocimiento por su trabajo de servicio con sapiencia, profesionalismo y ciencia.
Felicidades doctores, galenos y genios: Álvaro Villota Viveros, Andrés Carvajal, Antonio Solorza, Antonio Vanegas, Carmen Sandoval, Claudia Cruz, Claudia Erazo, Claudia Figueroa, Edibeth Polanco, Edgar Belalcázar, Edgar Muñoz, Estela Tejada, Fabián Casas, Francisco Yanza, Fredy Mondragón, Flor Estela Gámez, Gerardo Arteaga, Gilberto Benítez, José Fernando Arango, Juan Carlos Penagos, Luz Helena Calderón, Luis Eduardo Vejarano, Marcela Zúñiga, Mario Sánchez, Martha Concha, Martha Lucía Ghitis, María Clara Ramírez, Mauricio Muñoz, Miller Olave, Nidia Arcos, Nolly Peña, Olga Lucía Muñoz, Omar Collazos, Óscar Orozco, Oswaldo Imbachí, Pedro Burbano, Pedro Meléndez, Sofía Gómez, Yaneth Zúñiga.
A otra dimensión: Liliana Ordóñez, Clarena Daza, y Mario Orjuela, insignes galenos. En su memoria también será este reencuentro, con un saludo solidario a sus familias. De la misma manera, el reconocimiento al Decano de la época Dr Alberto Vallejo Durán y al Rector Ing. Hernán Otoniel Fernández.
A los presentes enhorabuena por la renovación del “Juramento Hipocrático” con el que estamos comprometidos. Por ello debemos recordar al mismo Hipócrates cuando sentenció: “De hecho, hay dos cosas, ciencia y opinión. El primero engendra conocimiento, el último ignorancia”.