Para ver más noticias escalofriantes ingrese AQUÍ
Después de ver la película titulada Hacia Rutas Salvajes, el mensaje que esta expone gira en torno a la vida del joven Christopher McCandless, quien vez se gradúa en la universidad, renuncia por completo a las comodidades de la vida y a la seguridad económica que le ofrece su familia. El protagonista regala sus pertenencias y ahorros, y se interna en el agreste y frío Alaska.
No se trata de estar o no de acuerdo con dicha decisión, sino de sopesar la forma divergente y audaz de pensar del joven Christopher.
Según él, el apego al dinero y a las comodidades del mundo actual traen consecuencias que distorsionan el sentido de la vida y desencadenan incomprensiones que afectan negativamente la convivencia humana.
Dejarse atrapar por los estilos de vida que impone la sociedad actual, ropa de marca, autos y extravagantes objetos tecnológicos de última generación, entre otras cosas pueden encerrarnos en una isla amurallada que nos enceguece y nos aleja de los verdaderos encantos de la vida.
Cuando viajo por las carreteras colombianas, y digo esto porque tuve la oportunidad de recorrer en moto desde Pasto hasta los desérticos paisajes de La Guajira, y he disfrutado de la variedad de sus climas, desde el frío desgarrador de la montaña hasta el calor asfixiante de la costa Caribe, he conocido la amabilidad de la gente, pero también he sentido en carne propia la miseria y olvido a las que se encuentran sumergidas algunas comunidades.
Por encima de ello, es inocultable la indescriptible belleza de sus paisajes, incluso las palabras y cámaras se quedan insuficientes.
En algunos trayectos afloraron algunas lágrimas llenas de sentimiento y agradecimiento a Dios por el paraíso tan bello que poseemos, pero que nuestra avaricia, ambición y deshumanización sin control, no nos dejan ver.
A lo que voy, es que donde vivimos y hacia donde vayamos, estaremos rodeados de pequeños detalles que no son invisibles sino totalmente perceptibles y que la vida nos regala para disfrutarlos.
Aunque la agobiante teoría de querer cumplir con estándares de vida basados en el tener, suelen distraernos de aquello que por nacer se nos otorgó para que seamos felices, luchemos contra ese impulso y permitámonos, primero, valorar a esas personas y esos lugares llenos de historia, para disfrutarlos y llenar cada uno de esos espacios que por dentro de nosotros, en ocasiones, se nos tornan vacíos.
Por: Madeleine Carolina Sánchez Narváez