Allá la plebe, acá nosotros

Ricardo Sarasty

Dos versos de la canción El Plebeyo dicen: “No es distinta la sangre, ni es otro el corazón/ Señor por qué los hombres no son de igual valor.” El adjetivo peyorativo hace alusión al perteneciente a la clase ubicada en la escala más baja de la pirámide social de Roma, valorada entonces inferior por los aristócratas, los religiosos y los artesanos. Pertenecer a la plebe era ser considerado sin gens u origen que les permitiera el reconocimiento con arraigo nativo. Los plebeyos eran extraños y como tal recibían trato. Así como sucede ahora porque no ha cambiado en nada la forma como se ve al pobre y por ello se lo excluye. Por la misma razón en el sector social conformado por los que se juzgan a sí mismo “gente de bien” el pobre no es solo pobre, es delincuente, vicioso, pervertido y apesta. Sumado todo esto al formar parte de los indios o los negros.

No se puede dejar de sonreír mientras se escucha en el marco de una campaña electoral decir al candidato que representa los intereses y la ideología de los ubicados en el lado donde supuestamente los buenos son más, que parte de su programa de gobierno contempla la disminución de la pobreza o cuando menos mejorar las condiciones de vida de los pobres. Más aún no se puede disimular la incomodidad causada al oír afirmar que la promesa de acabar con la pobreza es mentirosa porque, así como ha existido debe de continuar existiendo puesto que es natural. Así entonces justifican su actitud y sus acciones discriminatorias para con los pobres, esa plebe sin patria ni nombre condenada a sobrevivir para siempre en condición de servidumbre.

Cuando se lee la explicación del significado original de la palabra plebeyo llama la atención que está redactada en tiempo pasado, como si los pobres fueran un asunto más de la historia infame de la humanidad. Dice que la palabra plebe era de uso frecuente en aquellos años cuando la diferencia entre una clase social y otra era más evidente y la movilidad social más restringida. Por lo que durante los segundos de la lectura se cree que al día de hoy el pertenecer a la plebe o a los pobres no es cuestión sino de un modo de vida que algunos han decidido profesar.

Tal como de la pobreza hablan los tecnócratas cuando reducen el serlo a la sola carencia de dinero. Así mismo como ven la pobreza los políticos salidos del mundo empresarial y financiero para los cuales este factor del orden socio económico debe de entenderse como resultado de la falta de voluntad ante cualquier posibilidad de poder convertir cualquier cosa en riqueza, para ellos se es pobre porque se quiere ser pobre y con ello todo lo malo y lo feo que se puede encontrar acompañado la pobreza.

Es que el discurso con el cual se ha buscado explicar la existencia de los pobres y justificar el rechazo hacia ellos no muestra más que la desigualdad como componente estructural de la sociedad. Por lo que es natural la existencia de una clase superior y otra inferior y toda acción que tendiente a eliminarla es más que atrevimiento, delito. Apreciación de la pobreza que permite validar legalmente todo actuar criminal en contra de los pobres como una manera de mantenerlos bajo control lejos y avasallados.

Más que buscar eliminar la pobreza los políticos que representan a este sector de la sociedad que se cree gente de bien han tratado y tratarán siempre de reducir el número de pobres mediante el uso de la fuerza y de las armas o sacándolos de las calles para llenar con ellos los penales, para ello han criminalizado la pobreza.

Por: Ricardo Sarasty.

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