Cuando nos encontramos a menos de dos meses para la realización de las elecciones al Senado y a la Cámara de Representantes, así como los comicios para las curules de la paz, en las últimas horas nuestro departamento de Nariño se vio sacudido por el asesinato de un líder social en el municipio de Barbacoas, lo que es motivo de gran inquietud en la región.
En especial, nos preocupa el proceso de las curules de paz, iniciativa que nació de la firma del proceso de paz entre el Gobierno Nacional y la entonces guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, con lo que se busca darles una participación en el Congreso de la República a las víctimas del conflicto armado.
En nuestro territorio, las elecciones para las curules de paz tendrán como escenario, los 16 municipios en los que el conflicto armado tuvo mayor impacto, 11 de la costa pacífica y 5 de la cordillera, lo que ahora con el asesinato del líder Libardo Castillo Ortiz, prende las alarmas en torno a lo que puede suceder en la geografía nariñense, en torno a este proceso electoral especial, donde ya se habla de algunos episodios de violencia e intimidaciones a los candidatos, la mayoría de los cuales por razones de seguridad, han tenido que abstenerse de hacer campaña.
«El Gobierno Nacional está en mora, sobre todo si se tiene en cuenta la cercanía de las elecciones, de atender los llamados de alertas tempranas de numerosos organismos, como los de la Misión de Observación Electoral, MOE, en el sentido de reforzar la presencia de la fuerza pública en las poblaciones en las que se llevarán a cabo los comicios de las curules de la paz».
Precisamente, el asesinato del líder social se produjo en Barbacoas que es uno de los municipios en los que este 13 de marzo se harán las elecciones para las curules de paz, lo que nos parece que se trata de un detalle que no se puede obviar en las actuales circunstancias. De esta manera, como lo indican organizaciones como Fundepaz, Castillo Ortiz se constituye en el primer líder social asesinado en este nuevo año en el departamento de Nariño y el noveno a nivel nacional, lo que nos muestra con claridad que la muerte sigue amenazando a este sector de la población, no solo en esta zona sur del país, sino en las diferentes regiones colombianas.
Por lo tanto, nos parece que el Gobierno Nacional está en mora, sobre todo si se tiene en cuenta la cercanía de las elecciones, de atender los llamados de alertas tempranas de numerosos organismos, como los de la Misión de Observación Electoral MOE, en el sentido de reforzar la presencia de la fuerza pública en las poblaciones en las que se llevarán a cabo los comicios de las curules de la paz, para que de este modo este proceso electoral que se hará por primera vez en el país, se haga en medio de una total transparencia, con un objetivo sano, que es el de buscar que las víctimas del conflicto armado tengan voz y representación en el Congreso de la República.
Otro objetivo es el de frenar la serie de asesinatos de los líderes sociales, puesto que como lo señala el Instituto de Estudios para el Desarrollo -Indepaz-, ya va para seis años de la firma del Acuerdo de Paz, entre el Gobierno Nacional y las Farc, se contabiliza el asesinato de 1.295 líderes y defensores de los derechos humanos, una cifra que asusta y que nos muestra que, a pesar de la firma del mencionado acuerdo, la paz integral sigue siendo una utopía
La dolorosa muerte del líder social en el municipio de Barbacoas debe mover a los estamentos sociales en nuestro departamento de Nariño, a elevar al Gobierno Nacional un clamor de ayuda en lo que tiene que ver con el reforzamiento de la seguridad de cara a los próximos comicios. Se trata de una tristísima campanada de alerta para prevenir más episodios de violencia.