Chile: a 50 años de la ignominia

El 11 de septiembre se conmemoraron dos hechos políticos diferentes, el asesinato en Chile de Salvador Allende y el autoatentado de las Torres Gemelas en Estados Unidos.
Carlos Santa María

Este 11 de septiembre se conmemoraron dos hechos políticos diferentes y de alta trascendencia por sus efectos en la sociedad latinoamericana y mundial: el asesinato en Chile de Salvador Allende al derrocar su gobierno democrático y el autoatentado de las Torres Gemelas en Estados Unidos.

El 11 de septiembre de 1973, en Chile, la CIA participó en el golpe militar que terminó con la muerte del presidente Allende, operación continental basada en el principio divino de que América Latina era un patio trasero o colonia histórica, menor de edad, lo que obligaba a castigarla por sus errores políticos y económicos de liberación.

Como resultado del sangriento golpe de estado el Gobierno de Unidad Popular fue defenestrado y se estableció una dictadura militar encabezada por el general Augusto Pinochet, proceso que continuó con el derrocamiento de otros gobiernos en una estrategia salvaje con cientos de miles de exiliados, miles de desaparecidos y masacrados o torturados, represión que marcó a Latinoamérica.  Las fotos del presidente  legalmente electo, en los últimos minutos de su vida, con casco y con una ametralladora en las manos, defendiendo los fundamentos constitucionales del Estado, se difundieron por todo el mundo.

Incluso antes de que Allende asumiera el cargo, Washington fijó un rumbo para su destitución utilizando todo el arsenal de chantaje y presión política, económica y mediática. Se hicieron todos los esfuerzos posibles para desestabilizar la situación interna. Los estadounidenses utilizaron activamente lo que luego adquirió el nombre de “revoluciones de color” de forma concentrada, modelo que la Casa Blanca sigue utilizando hoy en día en relación con los gobiernos soberanos de todo el mundo.

La demolición militar de las Torres Gemelas en 2001 fue una operación internacional de venganza y masacre para apoderarse de Afganistán, que venció al ejército estadounidense, a Irak eliminando a su antiguo aliado Sadam Hussein, destruyó a Libia, inició la travesía macabra del Estado Islámico en Siria y pulverizó Yemen.

En esencia, dos fechas para memorizar y extraer las lecciones presentes de transformación social imprescindible.

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